¿Qué es el efecto látigo?
El efecto látigo es un fenómeno de la gestión de la cadena de suministro en el que pequeños cambios en la demanda de los consumidores pueden provocar importantes fluctuaciones en los niveles de existencias y en las actividades de la cadena de suministro. El nombre de este efecto se debe a que un pequeño movimiento de muñeca de un látigo puede provocar una gran ola a lo largo de su longitud.
Se produce porque las distintas partes de la cadena de suministro disponen de información diferente y toman decisiones basadas en sus previsiones y suposiciones, que no siempre son exactas. Esto conduce a un exceso o a una falta de existencias, lo que provoca ineficiencias y un aumento de los costes.
Impacto en las cadenas de suministro
La interrupción de la cadena de suministro debida al efecto látigo puede tener varias repercusiones negativas, entre ellas:
Aumento de los costes de almacenamiento
El efecto “látigo” puede aumentar los niveles de producción e inventario, provocando costosos gastos de exceso de existencias, como almacenamiento y costes asociados. Es especialmente problemático cuando la demanda disminuye y el inventario deja de ser rentable.
Aumento de los costes laborales
Los proveedores pueden intentar compensar el aumento de los costes laborales subiendo los precios, lo que afecta a fabricantes, distribuidores y minoristas. Puede dar lugar a una sobreproducción, un exceso de existencias y una disminución de la rentabilidad para todas las partes implicadas.
Demanda insatisfecha
El efecto látigo puede causar discrepancias en la predicción de la demanda, lo que hace que las empresas tengan dificultades para mantener una oferta estable. La falta de existencias puede afectar negativamente tanto a las ventas como a la satisfacción del cliente. Además, los problemas de inventario, como las roturas de existencias y los pedidos pendientes, pueden generar costes elevados.
Deterioro y obsolescencia de los productos
Cuando las existencias superan la demanda, existe el riesgo de que caduquen o se queden obsoletas, lo que provoca costosos despilfarros. Por ejemplo, los bienes de consumo tienen una vida útil limitada. Los alimentos y artículos de higiene personal pueden caducar, la ropa puede pasar de moda y los aparatos electrónicos pueden quedar obsoletos y ser menos deseables con el tiempo.
Las existencias que no se pueden vender se denominan “stock muerto” y pueden afectar negativamente a los beneficios si permanecen sin vender durante un periodo prolongado.
Ejemplos del efecto látigo
La moda del papel higiénico durante la pandemia de COVID-19 fue un excelente ejemplo del efecto látigo en acción, un efecto dominó que convirtió un artículo de primera necesidad en un bien muy codiciado. Durante el mes de marzo de 2020, se produjo un aumento significativo de la demanda de papel higiénico, que alcanzó una subida del 700%. Debido a las compras de pánico, hubo escasez de suministros, y las tiendas tuvieron que aumentar sus pedidos para reponer sus estanterías.
Los fabricantes respondieron a la elevada demanda aumentando los niveles de producción en los eslabones superiores de la cadena de suministro. Sin embargo, la escasez de papel higiénico sólo duró un año, ya que la demanda volvió a caer, con lo que las ventas descendieron un 33% al año siguiente.
Causas comunes del efecto látigo
Las pequeñas fluctuaciones de la demanda suelen ser el factor principal del efecto látigo, aunque también hay otros factores que pueden contribuir a su aparición. He aquí algunas causas adicionales:
Complejidad de la cadena de suministro
La complejidad surge a menudo en las cadenas de suministro que implican múltiples puntos de contacto y actores. Por ejemplo, la ampliación de los canales de venta, el aumento de las unidades de mantenimiento de existencias (SKU) y la utilización de varios almacenes pueden aumentar la complejidad de la cadena de suministro sin una tecnología adecuada que gestione la red y proporcione visibilidad.
Los cambios en la demanda de los consumidores y la variabilidad de los pedidos pueden aumentar la complejidad y provocar la posible aparición del efecto látigo.
Mala comunicación
La falta de comunicación dentro de la cadena de suministro puede dar lugar a malentendidos y desajustes, lo que puede provocar un efecto látigo cuando las partes no comunican factores esenciales como problemas de producción, cambios en la demanda o retrasos en el transporte.
Es esencial crear una red de terceros fiable, lo que puede implicar colaborar con fabricantes, proveedores y un socio logístico que proporcione actualizaciones puntuales sobre cualquier cambio o interrupción.
Demanda de los consumidores
La demanda de los consumidores puede repercutir en la cadena de suministro, provocando potencialmente el efecto látigo. Las fluctuaciones en la demanda de los consumidores debidas a cambios estacionales, tendencias emergentes y factores externos pueden plantear retos a la hora de predecir con precisión y reponer las existencias.
Plazos de entrega largos
Los retrasos o cambios en los plazos de entrega de los productos pueden hacer que los vendedores tengan dificultades para satisfacer la demanda de los clientes, lo que provoca el efecto látigo. Es posible calcular los plazos medios de producción. Sin embargo, hay varios factores que pueden hacer que los plazos de entrega se prolonguen más de lo normal, como los cambios en el Acuerdo de Nivel de Servicio (SLA) de un fabricante o la escasez de materias primas para la producción de productos acabados.
Fluctuaciones de precios
La aparición de descuentos, rebajas, inflación y otras promociones puede provocar una alteración en los patrones de demanda de los clientes, lo que se traduce en predicciones de inventario poco fiables. A medida que aumentan los volúmenes de pedidos, los proveedores pueden enfrentarse a retos relacionados con la finalización de las ventas o los aumentos de precios provocados por la inflación.
Cómo minimizar el efecto látigo
Comprender las causas principales del efecto látigo puede ayudar a minimizar su impacto. A continuación se exponen algunas de las mejores prácticas para suavizar el efecto látigo y evitar que los problemas menores se conviertan en problemas mayores:
Mejorar la visibilidad de la cadena de suministro
La tecnología y el análisis de datos pueden mejorar la visibilidad de la cadena de suministro, comprender mejor cómo se desplazan las mercancías de los proveedores a los clientes y reducir potencialmente el efecto látigo.
Un sistema de seguimiento en tiempo real de los niveles de inventario y la demanda de los clientes le permite identificar rápidamente cualquier fluctuación de la demanda y ajustar su producción en consecuencia, reduciendo el riesgo de sobreproducción o de ruptura de existencias.
Mejorar la comunicación y la colaboración
Proveedores, fabricantes, distribuidores y minoristas deben colaborar en toda la cadena de suministro para compartir información y coordinar actividades. Deben colaborar para elaborar una previsión de la demanda basada en los pedidos reales de los clientes y no sólo en estimaciones. Puede ayudar a garantizar que todo el mundo hace el pedido correcto y que no hay exceso ni defecto de pedidos.
Utilizar las mejores prácticas para la previsión de la demanda
Predecir con exactitud la demanda puede evitar que se agoten las existencias y reducir el riesgo de stock muerto. Un sistema de seguimiento de inventarios puede analizar los datos históricos de ventas y detectar tendencias en los pedidos para obtener información sobre la demanda futura. Permite realizar pedidos a tiempo y distribuir las existencias entre los centros de distribución en función de las necesidades.
Fortalecer las relaciones con los proveedores
Los proveedores desempeñan un papel crucial en la cadena de suministro. El desarrollo de una relación sólida con los socios puede mejorar la eficiencia de las operaciones de la cadena de suministro y mitigar el efecto “bullwhip”. La aplicación de prácticas como el pago puntual, la comunicación receptiva y la utilización de herramientas de gestión de proveedores pueden mejorar las relaciones con éstos.
Asociarse con múltiples proveedores también le ayudará a construir una cadena de suministro ágil y a reducir los riesgos relacionados con los cierres de fabricación.
Evitar las fluctuaciones de precios
Cuando los precios fluctúan demasiado, pueden causar confusión e incertidumbre entre los socios de la cadena de suministro, lo que lleva a pedir productos de más o de menos. Puede dar lugar a un exceso de existencias, roturas de stock y, en última instancia, un aumento de los costes y una reducción de la rentabilidad para todas las partes implicadas.
Las empresas pueden plantearse la aplicación de acuerdos o contratos de precios con proveedores y clientes para limitar las fluctuaciones de precios. Estos acuerdos pueden establecer precios fijos o rangos de precios que permanezcan estables durante un periodo determinado, proporcionando una mayor previsibilidad y estabilidad en la cadena de suministro.
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Preguntas frecuentes sobre el efecto látigo
El efecto látigo puede tener consecuencias negativas para todas las partes implicadas en la cadena de suministro. Demasiado inventario puede provocar despilfarros y pérdidas de beneficios, mientras que tener demasiado poco inventario puede dar lugar a un mal servicio al cliente, plazos de entrega más cortos y menores ventas. Una mejor comunicación entre los socios de la cadena de suministro puede minimizar los efectos adversos.
El efecto látigo puede afectar negativamente a cualquier etapa de la cadena de suministro, siendo los proveedores de materias primas los que suelen sufrir el impacto más significativo. Estos proveedores suministran materiales a fabricantes y mayoristas, que a su vez distribuyen los productos a minoristas, distribuidores y consumidores.
Cuando un minorista ofrece una promoción de precios, puede crear un repentino aumento de la demanda de un determinado producto. Este repunte de la demanda puede hacer que el minorista pida más cantidad del producto a su proveedor para asegurarse de que tiene existencias suficientes para satisfacer el aumento de la demanda.
Un aspecto clave de los principios lean es el concepto de mejora continua. Las empresas pueden reducir la variabilidad que contribuye al efecto látigo supervisando y mejorando constantemente los procesos de su cadena de suministro. Puede implicar la aplicación de métodos de previsión más precisos, la mejora de la comunicación entre los socios de la cadena de suministro y la reducción de los plazos de entrega mediante una mejor coordinación y colaboración.