¿Qué es la evaluación de riesgos medioambientales?
La evaluación del riesgo ambiental (ERA) es un proceso crítico utilizado para estimar la probabilidad de un resultado adverso de los cambios ambientales causados por las actividades humanas. Esto sigue el proceso científico de determinación del peligro y los riesgos para la salud asociados a la exposición a la contaminación. El resultado de la evaluación ayuda a determinar formas de remediar o eliminar los factores de estrés ambiental y prevenir o mitigar posibles daños ecológicos.
Importancia de la evaluación de riesgos ambientales
La gestión del riesgo medioambiental es una medida crucial que deben adoptar las empresas de todos los sectores, especialmente cuando planifican un proyecto que podría afectar a las personas y a su entorno. El primer paso de este proceso es la evaluación de riesgos ambientales. He aquí algunas razones de su gran valor:
- Identificar y comprender los riesgos medioambientales – Las amenazas vienen en todas las formas y tamaños. Además de determinar cada uno de ellos, este proceso determina las características cuantitativas y cualitativas del factor estresante.
- Desarrollar soluciones aptas y eficaces – Obtener información detallada como la descrita anteriormente ayuda a desarrollar estrategias específicas de prevención y mitigación y a priorizar las tareas.
- Promover la sostenibilidad – El objetivo de la sostenibilidad es «proteger el planeta de la degradación… para que pueda satisfacer las necesidades de las generaciones futuras». La evaluación del riesgo ambiental y el desarrollo sostenible son conceptos totalmente interconectados, ya que la práctica del primero es un compromiso para afirmar el segundo.
- Cumplimiento de deberes y obligaciones – Es imprescindible llevar a cabo una ERE antes del inicio de cualquier proyecto o cuando se produce un incidente de alto impacto. Las agencias medioambientales de todo el mundo imponen cuantiosas multas y sanciones a las empresas que no cumplen las normas o no se ajustan a ellas.
- Garantizar la salud y la seguridad de todas las partes interesadas – Proteger a las personas y la ecología es de suma importancia. Las catástrofes provocadas por el hombre, como fugas de gas, vertidos de petróleo e incendios industriales, causan lesiones, muertes, degradación del medio ambiente y multitud de problemas socioeconómicos. Muchas de ellas podrían evitarse si se llevara a cabo una ERMA exhaustiva.
Tipos de riesgos medioambientales
Peligros medioambientales como la contaminación atmosférica o los lixiviados de residuos causan grandes daños a los seres humanos y su entorno, por lo que es fundamental tener en cuenta todos y cada uno de ellos a través de la ERA. He aquí los distintos tipos de riesgos medioambientales que las organizaciones, especialmente las de sectores muy regulados, deben vigilar.
- Peligros químicos: inhalar, tragar o entrar en contacto con estas sustancias químicas tóxicas puede causar lesiones graves, enfermedades e incluso la muerte. El peor accidente industrial con productos químicos ocurrió en la India a mediados de los 80, cuando un gas peligroso se escapó de una fábrica, matando a casi 20.000 personas, hiriendo a más de medio millón y contaminando la tierra que la rodeaba hasta el día de hoy.
- Riesgos físicos – La contaminación acústica, las radiaciones y los campos electromagnéticos son ejemplos de este riesgo medioambiental. El accidente de Chernóbil de 1986 es supuestamente el resultado de un reactor defectuoso operado por un empleado mal formado. Además de las víctimas mortales durante los días posteriores a la explosión, cientos de personas fueron diagnosticadas con síndrome de radiación aguda. La limpieza del lugar continúa hoy.
- Peligros biológicos – Puede tratarse de especies invasoras, organismos modificados genéticamente o microbios causantes de enfermedades. Aunque no existe ningún informe definitivo sobre sus orígenes, el virus COVID-19 dejó al mundo sin luz durante casi dos años. Mató a casi siete millones de personas, infectó a más de 760 millones y desencadenó una crisis económica mundial.
- Destrucción del hábitat – La deforestación incontrolada, la minería y la urbanización afectan negativamente a las especies individuales y al ecosistema global. Los expertos sugieren que proteger sólo el 50% de la masa total de tierra y agua puede ayudar a salvar el planeta. Aunque las estadísticas muestran que sólo el 15% de la tierra y el 7% de los océanos están protegidos, el objetivo sigue siendo alcanzable si los líderes mundiales se comprometen plenamente a conseguirlo.
¿Cómo se evalúa el riesgo medioambiental?
Una evaluación adecuada del riesgo ambiental, ya sea para la salud humana, la ecología o ambas, observa el proceso científico y tiene en cuenta estos factores:
- Identificación del peligro – Responde a la pregunta: ¿qué cantidad del factor de estrés está presente? Consiste en recopilar datos sobre los distintos peligros y evaluar su daño potencial en un medio ambiental (por ejemplo, el suelo, el agua y el aire) en una zona determinada.
- Evaluación de la exposición – La siguiente pregunta que se plantea es: ¿cuál es el grado de exposición? Evalúa la probabilidad y el nivel de exposición de las personas, los receptores ecológicos (otros organismos vivos) y el medio ambiente.
- Evaluación de consecuencias – También conocida como evaluación dosis-respuesta, responde a la pregunta final: ¿cómo ha afectado o afectará el peligro a los seres humanos o a los receptores ecológicos? Se estudia el grado de toxicidad del peligro y el umbral patológico (por ejemplo, niveles de concentración, duración de la exposición).
A partir de la información recopilada mediante la evaluación de los factores mencionados, puede llevarse a cabo la última fase del proceso:
- Caracterización del riesgo – Presenta la calidad y cantidad del riesgo, previendo la naturaleza, probabilidad y gravedad de sus consecuencias hoy y en los años venideros. Este paso es el más difícil de todos porque la información rara vez es completa y los detalles tienden a difuminarse por el camino. La mejor manera de afrontar estas incertidumbres es presentarlas abiertamente -incluidas las lagunas y limitaciones de los datos- para poder determinar soluciones proactivas.
Normativa
Los países y los estados o provincias cuentan con organismos específicos que velan por el cumplimiento de la ley en materia de riesgos medioambientales. Pueden tener normativas diferentes en función de la situación sobre el terreno, pero todas tienen el mismo programa general y se adhieren al enfoque sistemático descrito anteriormente. A continuación se presentan algunas metodologías de los ERE gubernamentales:
- Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido
- Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos
- Departamento de Cambio Climático, Energía, Medio Ambiente y Agua de Australia
- Ministerio de Medio Ambiente, Bosques y Cambio Climático de la India
- Departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Filipinas
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Preguntas frecuentes sobre la evaluación de riesgos ambientales
La persona responsable de este trabajo es el evaluador de riesgos. Este profesional debe tener conocimientos multidisciplinares de gestión de riesgos, ecología, toxicología, epidemiología, estadística y varios otros. El responsable de medio ambiente o de salud y seguridad de una empresa suele asumir esta función.
La ERMA debe llevarse a cabo antes del inicio de cualquier proyecto, cuando se detecte un nuevo peligro o cuando una acción de gestión pueda tener repercusiones en las personas y el medio ambiente.
Las operaciones en sectores de alto riesgo, como la fabricación industrial, la alimentación y la agricultura, la producción de energía y la gestión de residuos, deben someterse a una ERA adecuada. Pero incluso las pequeñas empresas de bajo riesgo deben llevarla a cabo cuando en sus procesos intervenga algún material peligroso.
Estos dos procesos a menudo se intercambian o se consideran el mismo debido a sus numerosas similitudes. Según un informe publicado por el Ministerio de Medio Ambiente canadiense, la diferencia radica en el enfoque. Una ERMA se centra en el estado actual del medio ambiente y en cómo un peligro podría afectarlo potencialmente. Por su parte, la EIA se centra en un proyecto concreto y su impacto específico en el medio ambiente.