Entender la seguridad energética

Este artículo analiza qué es la seguridad energética, su importancia, los factores que la afectan y las estrategias para alcanzarla.

¿Qué es la seguridad energética?

Definimos la seguridad energética como el proceso ininterrumpido de asegurar la cantidad de energía que se necesita para mantener la vida y las actividades diarias de las personas, garantizando al mismo tiempo su asequibilidad.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la seguridad energética tiene dos aspectos principales: la seguridad energética a largo y a corto plazo. El primero se ocupa de las inversiones en el suministro de energía y su conexión con la evolución económica oportuna y las necesidades medioambientales. El segundo, en cambio, aborda principalmente la forma en que el sistema energético es capaz de llevar a cabo respuestas rápidas a los cambios repentinos en el ciclo de la oferta y la demanda de energía.

La definición de seguridad energética puede variar según el país en función de diversos factores, como por ejemplo

  • ubicación;
  • recurso natural;
  • situación económica;
  • actividades de importación y exportación de energía, y su vulnerabilidad a las interrupciones del suministro energético;
  • sistema político; y
  • relaciones internacionales.

Dicho esto, es fundamental señalar que no existe una definición de seguridad energética universalmente aceptada que esté destinada a superar la prueba del tiempo. Por lo tanto, el significado de la seguridad energética siempre dependerá del tema, las amenazas y las medidas de seguridad energética.

Importancia

El acceso a la energía afecta al suministro y la sostenibilidad de las necesidades básicas de los seres humanos. Aparte de eso, también contribuye al crecimiento económico de un país, a la estabilidad política y al desarrollo general y la seguridad de otros sectores, como la agricultura y la industria manufacturera.

Otra respuesta sustancial a la pregunta “¿Por qué es importante la seguridad energética?” es que es uno de los 4 pilares de la Cooperación Energética de la Asociación de Naciones del Sudeste (ASEAN ) para lograr un desarrollo sostenible. Junto con la accesibilidad, la asequibilidad y la sostenibilidad de la energía, la seguridad energética constituye una parte importante para determinar la planificación energética sostenible.

Además, la seguridad energética está ligada a la seguridad alimentaria y al transporte de alimentos, de manera que el sector agrícola es a la vez usuario y generador de energía. Además, la producción de alimentos representa aproximadamente el 70% del consumo de agua y el 6% del consumo de energía a escala mundial.

El rápido crecimiento de la demanda de energía provocado por la expansión económica, el crecimiento de la población, los nuevos usos de la energía y el aumento de la renta hacen que la seguridad energética sea una preocupación acuciante. Por ello, los países se marcan como objetivo garantizar que sus economías funcionen sin interrupciones en el suministro de energía, proporcionando a la población un suministro adecuado, fiable y asequible de energía moderna y limpia.

Factores que afectan a la seguridad energética

El suministro mundial de energía, al estar distribuido de forma desigual, se ve afectado por diversos factores. Entre ellas se encuentran:

  • Factores físicos – Las regiones que tienen una composición geológica predominantemente sedimentaria presumiblemente poseen más combustibles fósiles disponibles que otras regiones.
  • Costes – El agotamiento de los recursos energéticos no renovables da lugar a procesos de extracción muy costosos. De ahí que la explotación de estos recursos sólo sea viable cuando aumenta la demanda, ya que esto suele traducirse en un aumento de los precios de la energía necesarios para soportar los costes de extracción y producción.
  • Tecnología – Los avances tecnológicos dieron lugar a la explotación de nuevas fuentes de energía. La tecnología, aunque tiene un alto riesgo de suponer una amenaza para el medio ambiente, ayuda a que las energías renovables sean más viables y productivas desde el punto de vista económico.
  • Factores políticos – Las cuestiones sociopolíticas, como los conflictos internacionales, tienen un alto potencial para interrumpir el suministro de energía y destruir las fuentes de energía, lo que dificulta el mantenimiento de la seguridad energética.

¿Qué es la inseguridad energética?

¿Qué es la seguridad e inseguridad energética? En contraste con la seguridad energética, la inseguridad energética es lo que experimentan los países cuando hay una interrupción en la disponibilidad de las fuentes de energía y/o la energía es inasequible. La inseguridad energética puede acarrear diversos problemas, entre los que destacan las siguientes dimensiones:

  • Inseguridad energética económica – Los elevados costes de la energía suponen una importante carga financiera, especialmente para los hogares con bajos ingresos.
  • Inseguridad energética física – Las deficiencias de la infraestructura física, como los sistemas de calefacción y refrigeración defectuosos y la mala iluminación, pueden afectar al confort térmico, provocar exposiciones nocivas y aumentar los costes energéticos.
  • Inseguridad energética conductual – Las estrategias negativas utilizadas para hacer frente a los impactos de la inseguridad energética económica y física suponen riesgos para la salud, la seguridad e incluso la estabilidad residencial.

Estas dimensiones provocan entonces una serie de consecuencias medioambientales, sanitarias y sociales adversas. Las exposiciones ambientales nocivas (fugas de gas, moho y humedad), así como la falta de temperaturas residenciales aceptables, pueden agravar los síntomas del asma, especialmente durante los meses de invierno.

Componentes de la seguridad energética

Componentes de la seguridad energética

Componentes de la seguridad energética | SafetyCulture

Ahora bien, ¿cuáles son los componentes de la seguridad energética? Para comprender plenamente lo que constituye el significado mismo de la seguridad energética, es necesario repasar sus 4 pilares: disponibilidad, accesibilidad, aceptación y asequibilidad.

Disponibilidad

Siendo el petróleo una de las principales fuentes de energía del mundo, la creciente dependencia del petróleo junto con los altos precios ligados a él se convierten en uno de los retos más cruciales en materia de seguridad energética. La creciente demanda de energía podría ser desproporcionada con respecto a la cantidad de petróleo en el mundo. Por lo tanto, disponer de fuentes de energía sustitutivas va en detrimento del mantenimiento del consumo global.

Accesibilidad

Hay factores económicos y geopolíticos, junto con los avances tecnológicos, que sirven como barreras para que el suministro de energía sea accesible. Entre estos obstáculos se encuentran los siguientes:

  • Distribución desigual de los recursos petrolíferos mundiales
  • Las ubicaciones de los recursos no descubiertos se encuentran en zonas muy profundas o árticas
  • Escasez de trabajadores cualificados en la industria del petróleo y el gas
  • Desarrollo y producción más costosos del petróleo no convencional

Con ellos, satisfacer el futuro crecimiento de la demanda plantea retos a la seguridad energética.

Aceptación

La demanda de energía tiende a contribuir al aumento de los impactos relacionados con la energía en el medio ambiente. Por ello, los responsables políticos de todo el mundo intentan combatir estos impactos, incluida la contaminación, mediante la aplicación estricta de normativas medioambientales encaminadas a la seguridad energética.

Asequibilidad

Los precios del petróleo presentan un alto grado de volatilidad debido a cuestiones geopolíticas, las interrupciones de la oferta y los desequilibrios entre la oferta y la demanda provocan inevitables subidas del precio del petróleo. Por ello, se recomienda invertir en el sector petrolero durante los periodos de precios elevados del petróleo para permitir la estabilidad del suministro y de los precios.

Medidas

Disponer de métodos estándar para medir el índice de riesgo de seguridad energética de un país ayuda a establecer el contexto adecuado sobre cómo evitar la inseguridad energética a largo plazo.

El Índice de Riesgo de Seguridad Energética Internacional es un indicador de riesgo energético que identifica las políticas y otros factores que afectan a la seguridad energética internacional. Para ello se utilizan datos cuantificables, tendencias de datos históricos y proyecciones gubernamentales. En la página web del Instituto Global de la Energía también se utiliza una leyenda que muestra los distintos cuartiles que representan el grado de riesgo de seguridad energética que tiene cada uno de los 75 principales países consumidores de energía. Los que pertenecen al primer cuartil tienen el menor riesgo y los que tienen el mayor riesgo se agrupan en el cuarto cuartil.

Por su parte, la herramienta del Índice del Trilema Energético del Consejo Mundial de la Energía pretende clasificar a los países en función de su capacidad para suministrar energía sostenible en tres dimensiones: seguridad energética, equidad energética y sostenibilidad medioambiental. En última instancia, esta herramienta de índice mide el rendimiento global hacia una combinación de políticas energéticas nacionales y su viabilidad.

Estrategias

A medida que el sector energético se esfuerza por adaptarse a la sostenibilidad, satisfacer la creciente demanda de energía y prepararse para el mundo digital, es inevitable que surjan nuevos retos relacionados con la seguridad. Por esta razón, los países, las empresas o los Estados deben tomar medidas y aplicar estrategias que aborden los esfuerzos de seguridad energética a largo plazo.

He aquí algunas recomendaciones para lograr la seguridad energética.

Gestión de riesgos

Para mejorar la situación de la seguridad energética, la gestión del riesgo es fundamental. Este proceso implica eliminar los riesgos mediante la diversificación de las fuentes de energía, absorber los riesgos creando un margen de reserva de capacidades de generación de energía y prepararse para las inevitables interrupciones del suministro creando reservas estratégicas.

Diversificación

La reducción de la dependencia exclusiva de unas pocas fuentes o proveedores de energía conduce a la diversificación y a la introducción de alternativas sostenibles. Esta estrategia permite a las regiones, los países y los Estados protegerse de las perturbaciones energéticas y reforzar aún más la seguridad energética.

También pueden considerar la posibilidad de cambiar de proveedor para reducir la dependencia de las importaciones. La explotación de sus propios recursos y el uso de fuentes de energía alternativas (como la energía solar y eólica, más limpias) son algunas de las formas de lograr la plena autosuficiencia.

Políticas y leyes

La Ley de Independencia y Seguridad Energética de 2007, firmada por el ex presidente George W. Bush, se propuso mejorar la seguridad energética de Estados Unidos:

  • aumentar la producción de combustibles renovables limpios y otras fuentes de combustible alternativas;
  • promover la investigación y el despliegue de tecnologías de captura y almacenamiento de gases de efecto invernadero (GEI);
  • mejorar el rendimiento energético del Gobierno Federal; y
  • mejorar el ahorro de combustible de los vehículos, entre otros.

Por otro lado, la Ley de Seguridad y Energía Limpia de Estados Unidos de 2009 se centra principalmente en la promoción de una economía de energía limpia, con las siguientes disposiciones:

  • Creación de una combinación de normas de eficiencia energética y electricidad renovable
  • Objetivo y estrategia de mejora de la productividad energética global de EE.UU. y mantenimiento del ritmo de mejora hasta 2030
  • Creación de un sistema de tope y comercio de emisiones de gases de efecto invernadero y cuantificación de los objetivos de reducción de emisiones

Mientras que ciertas políticas y leyes se establecen para ayudar a conducir a una nación hacia una seguridad energética sostenible y a largo plazo, las estrategias responsables que se establecen en estos dos actos contribuyen en gran medida a reducir la huella de carbono reforzando una economía energética más limpia.