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Publicación 1 Dic 2022
En las últimas décadas, los motores eléctricos se han convertido en las máquinas de uso industrial más eficientes y sostenibles. Estos convierten energía eléctrica limpia en poderosa y confiable energía mecánica. La mayoría de las industrias medianas y pesadas ponen toda su confianza en motores eléctricos que les ayudan a aumentar la productividad.
El problema es que, cuando alguna de estas máquinas falla o alguno de sus componentes sufre una avería, el tiempo de inactividad de un motor eléctrico puede impactar de manera negativa la productividad de su empresa. Por ello, es importante contar con mecanismos que nos ayuden a dar mantenimiento apropiado a nuestros motores eléctricos de manera oportuna.
El proceso del mantenimiento de motores eléctricos permite a su equipo inspeccionar y reparar componentes vitales y asegurar que funcionen de manera adecuada, antes de que presenten alguna falla en su sistema. Muchas veces se suelen pasar por alto procesos de mantenimiento, lo cual puede llegar a resultados no deseados para el personal, la empresa, y el motor en sí.
No solo el mantenimiento es importante. Ejecutar las labores de inspección y reparación de manera adecuada también es vital para garantizar un correcto funcionamiento y extender la vida útil del motor eléctrico. Descuidar la correcta mantención de un motor eléctrico puede llevar al progresivo deterioro de sus partes o causar una parada completa en las operaciones.
Un mantenimiento regular y proactivo puede evitar fallas en el motor, y permitir que pueda seguir funcionando correctamente durante largos años.
No solo es importante mantener un motor eléctrico en buen estado, sino también es vital tener en cuenta la seguridad de las personas que operan la maquinaria.
Entre los beneficios adicionales que trae el diseño de un programa de mantenimiento adecuado, está la extensión de la vida útil de los componentes del motor, la reducción de tiempo de inactividad causado por reparaciones ad hoc, y un aumento de la eficiencia del motor medible en términos de consumo de energía y productividad.
Un motor eléctrico, especialmente los de grado industrial, es por lo general una inversión cuantiosa que es preferible cuidar a través de la correcta implementación de un programa de mantenimiento.
No se necesita tener amplios conocimientos sobre motores eléctricos para realizar labores de mantenimiento, pero sí un programa periódico y proactivo combinado con recolección oportuna de datos y observaciones.
Los motores eléctricos están compuestos por un estator y rotor, los cuales se encargan de convertir la energía eléctrica en mecánica. Esto es posible por la acción de campos magnéticos generados en las bobinas internas.
Los motores eléctricos son caracterizados por su velocidad constante y alto rendimiento en cada tipo de operaciones que llevan a cabo. También cuentan con ventilación autónoma, que es un sistema de refrigeración externa que incrementa la eficiencia del motor.
Cada motor eléctrico cuenta con piezas que son susceptibles de desgaste debido a la interacción con otros componentes o elementos del medio ambiente.
Por ello, se debe hacer una inspección visual periódica para detectar indicios de comportamientos fuera de lo normal, como sobrecalentamiento, corrosión, olores fuera de lugar, o vibraciones excesivas. Un programa de mantenimiento periódico ayuda al equipo a estar siempre familiarizado con el comportamiento del motor, haciéndoles más fácil la labor de detectar fallas.
Entre las causas más comunes de ruidos y vibraciones se encuentra la falta de lubricación, la acumulación de polvo, y la variación en el tamaño de la carcasa causada por sobrecalentamiento. Todo programa de mantenimiento de motores eléctricos debe tomar en cuenta tiempos adecuados de limpieza, lubricación, y recambio de partes vitales.
Las piezas que más experimenten desgaste requieren especial atención, ya que contribuyen al sobrecalentamiento del motor. Es importante resaltar que el mayor enemigo de los motores eléctricos es el calor, el cual genera aún más desgaste.
En caso de detectar sobrecalentamiento, es usualmente necesario desmontar el motor en caso de haber fallas en los devanados.
Entre los instrumentos usados para el trabajo de mantenimiento o inspección de motores eléctricos, los más utilizados son el osciloscopio, megóhmetro, microohmímetro, y el multímetro. Estos dispositivos ayudan a determinar la frecuencia, corriente, voltaje, potencia, y formas de onda con aislamiento para prevenir cortes eléctricos o daños al operador.
Los componentes mecánicos como los rodamientos, carcasas y ejes son sometidos a procesos de limpieza y anclaje de las piezas. Durante estos procedimientos, es vital evaluar la velocidad, equilibrio, carga y temperatura de estos componentes.
Hay dos caminos que se pueden tomar a la hora de adoptar un programa de mantenimiento: mantenimiento preventivo y correctivo. Ambos procesos cumplen con el fin de garantizar el funcionamiento de su motor, pero lo hacen desde dos puntos de partida distintos.
El mantenimiento preventivo se realiza de manera periódica con un enfoque proactivo. La meta es prevenir averías antes de que estas se presenten, y evitar que se interrumpa el funcionamiento del motor de manera inesperada. Este mantenimiento es realizado de manera planificada, verificando que los ajustes, lubricación, y reposición de piezas sea el recomendado por el fabricante en relación a la carga de trabajo del motor.
El mantenimiento correctivo es un enfoque reactivo, y requiere tomar acciones sólo cuando se produce una falla en el motor que interrumpe su funcionamiento. Este enfoque es utilizado sobre todo en ambientes donde realizar labores preventivas es demasiado costoso o arriesgado. El mantenimiento correctivo usualmente requiere mantener un inventario de piezas y repuestos necesarios para la reparación adecuada, y contar con el personal calificado para terminar el trabajo en el menor tiempo posible y sin causar daños adicionales o poner en riesgo al personal.
En general, los enfoques proactivos proveen de mejores resultados, ya que se aseguran de que los motores eléctricos trabajan a máxima eficiencia, reducen los costos de reparación, garantizan un funcionamiento continuo, y extienden la vida de componentes vitales.
El objetivo de programar esquemas de mantenimiento para los motores eléctricos es garantizar un correcto funcionamiento de los componentes vitales de un sistema.
Una de las ventajas de contar con un esquema periódico es que el equipo de mantenimiento se mantiene familiarizado con el equipo y es capaz de detectar sin esfuerzo cualquier anomalía que pueda representar un riesgo para el funcionamiento del motor eléctrico.
Entre las tareas más frecuentes que van más allá de inspecciones visuales, la más importante es la limpieza y lubricación. La suciedad debe ser retirada con frecuencia, ya que actúa como capas de aislante térmico que con el tiempo atrapan el calor, especialmente en rodamientos, relés y contactos, acortando la vida útil de estos componentes.
El uso de lubricantes adecuados no sólo reduce la fricción y el calor generado, sino también protege el motor eléctrico de los efectos de la corrosión. Sin embargo, hay que cuidar que no haya exceso de lubricante que pueda afectar el funcionamiento de los bobinados.
También es importante realizar pruebas del bobinado mediante el desmontaje e inspección de devanados. Esta es una oportunidad idónea para probar el aislamiento y los niveles de resistencia.
Es muy importante examinar los rodamientos y verificar si no hay signos de contaminación o escape de aceite. Un rodamiento tiene una vida útil de entre 25,000 y 40,000 horas de trabajo, lo que hace posible programar inspecciones que tomen en cuenta estas marcas.
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