Implementando indicadores educativos para monitorear la calidad en el aprendizaje

La administración de instituciones educativas es una actividad que conlleva muchos desafíos, especialmente en una era en la que las escuelas y recintos de formación deben cumplir con exigencias cada vez más estrictas. Estas exigencias ya no se guían por mediciones subjetivas hechas por usuarios y sectores sociales involucrados. La globalización ha hecho posible establecer estándares objetivos que ayudan a cada organización a elevar su calidad educativa y permanecer competitivos a nivel internacional sin importar dónde se encuentre.

Si bien los gobiernos ponen a nuestra disposición los programas necesarios para garantizar el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, es posible perder de vista los factores que deben guiar la actuación de todos los agentes involucrados en el proceso educativo.

Para evitar esto, es imprescindible conocer los indicadores educativos relevantes e implementar protocolos que permitan producir efectos positivos y mantenerlos en el tiempo.

Pero primero, debemos saber a qué se refiere la mayor parte de los organismos internacionales como indicadores educativos para poder reconocerlos.

¿Qué son los indicadores educativos?

En términos de gestión administrativa, los indicadores son expresiones de comportamiento y desempeño dentro de un proceso. Estos deben ser cuantificables, medibles y, dentro de lo posible, estar bajo nuestro control.

Por tanto, los indicadores educativos son variables cuantificables que todo centro de formación debe tener en cuenta para poder garantizar el pleno derecho al acceso a la educación de calidad.

¿Cuáles son algunos ejemplos de indicadores educativos?

Los indicadores educativos están ubicados en varios niveles del proceso administrativo dependiendo de la perspectiva que se aborde.

Perspectiva material

Los insumos o recursos tienen un impacto directo sobre la calidad educativa. Cuantificar los materiales educativos disponibles por alumnos, o la proporción entre docentes y estudiantes ofrece información vital al momento de establecer medidas correctivas de ser necesarias dependiendo del volumen estudiantil y sus necesidades específicas.

Perspectiva de inclusión

La accesibilidad es un factor cada vez más crítico como indicador de calidad educativa. Hoy en día se miden los costos de la educación en contraste con las posibilidades económicas de grupos vulnerables, la proporcionalidad en el acceso a la matrícula, e incluso la existencia de infraestructura adecuada para usuarios con limitaciones motoras o sensoriales.

Perspectiva de participación

Este grupo de indicadores tienen como objetivo medir la satisfacción y permanencia de los estudiantes a lo largo del proceso educativo. Por ejemplo, se miden tasas de abandono, repetición, evolución en las notas, asistencia, y otros factores que informan sobre la proporción de participación en la población a través del tiempo.

Perspectiva global

La educación de una sociedad tiene como objetivo mejorar las condiciones materiales y psicosociales de cada comunidad. Los indicadores globales tienen rangos de medición mucho más extensos, ya que miden el crecimiento de la economía y el impacto que tienen las políticas educativas en ella. Una gestión apropiada de una escuela o sistema educativo basada en indicadores educativos relevantes es la mejor manera de reducir factores como el desempleo, obstáculos al acceso a la educación superior o trabajos de calidad, y aumentar el crecimiento económico equitativo.

¿Cómo medir la calidad educativa?

Uno de los mayores problemas que se tienen a la hora de medir el desempeño de una organización es determinar el significado de calidad. El concepto de calidad tiende a variar en cada país, y a veces no parece obedecer a conceptos que permitan ser medidos.

Afortunadamente, la UNESCO estableció un marco general para medir la calidad educativa que gira en torno a tres principios generales.

  • Relevancia
  • Equidad de acceso y resultados
  • Garantías al cumplimiento de los derechos individuales

Estos tres principios o ejes se enfocan desde al menos cinco dimensiones que se deben tomar en cuenta cuando se planifican o aplican programas educativos.

Características del alumno

Toda gestión educativa debe tomar en cuenta las aptitudes y capacidades que presenta cada alumno, así como los conocimientos previos y las barreras que podrían limitar su acceso a una educación de calidad.

Contexto social

Cada estudiante viene de una experiencia única que debe condicionar la manera en que se aproxima. Estos factores incluyen el respaldo parental, estrato socioeconómico, estatus migratorio, o tiempo que puede dedicar a la escolarización.

Recursos

Estos incluyen los materiales con los que cuenta la organización para ejercer su labor educativa. El personal docente y administrativo, la infraestructura, y los insumos y libros disponibles para la operatividad, forman parte de este renglón.

Aprendizaje

Esta dimensión debe medir el tiempo que se dedica a la actividad docente, así como los métodos pedagógicos empleados.

Resultados

Impacto en la sociedad como un todo de las políticas o programas educativos implementados por la institución.